Ana Lucía Montúfar

Las leyes de la vida ordenan su propio caos

Consejos para vivir mejor

En los últimos meses me he percatado que la vida es compartir risas y aprovechar al máximo cada segundo que esta nos proporciona, creo que hay situaciones y personas que te marcan, y quién diga que el dolor de las heridas que te deja la vida, las cura el tiempo, miente solo aprendes a vivir con él.

La vida es un recuento de lecciones, que te va enseñando conforme la vas experimentando, con este texto no pretendo enseñarte a vivir, porque al igual que tú, me falta mucho camino por recorrer, solo buscó contarte un poco de lo que ella me ha enseñado a mí.

Su primera ley quizá sea el agradecimiento, expresar tu gratitud por aquellas buenas rachas que esta te proporciona esporádicamente, porque sin duda sabe brindarlas en el tiempo más adecuado, justo cuando estás listo para valorarlas.

Agradece el cariño de te brindan los otros y responde de manera recíproca, porque en la vida, no conectas ni coincides con la misma persona dos veces, y por supuesto, no valores a quien tenías a tu lado, cuando esta se haya retirado por dignidad, solo porque su ausencia te carcome el alma y la conciencia, y te das cuenta que su presencia era relevante para tu vivir.

La segunda ley quizá sea esta: ser ambicioso para aprender a superar tus propios límites, porque si lo haces para superar a otros, te comento que siempre vas a perder, porque el camino y la definición de éxito para todos es diferente.

Anhela una mejor vida para ti y los que te rodean, pero tampoco permitas que esta te quite el sueño, se apodere de tus pensamientos o en el peor de los casos te quite la mirada de aquellas cosas, que tiene mayor importancia. Porque lo superficial es placentero, pero demasiado efímero.

La tercera ley es que la vida es incierta y la incertidumbre es parte de su esencia. Aunque esta última le añade aventura a nuestra existencia, y la única constante que encuentras en esta ecuación, es que ahora aún respiras, porque mañana quizá no corras con la misma suerte. Y aprovecha que aún tienes la dicha de mover la ficha para decidir la jugada.

La cuarta es que los errores que cometas dolerán menos, si la intención era buena, porque si no esperamos nada de nadie, no hay decepción que valga la pena. Y esas desilusiones te hacen recomponer tu vida.

Sin duda, la vida tiene fecha de caducidad y los recuerdos son el único sitio donde la vida nos ha permitido prolongar nuestra existencia. Las leyes de la vida nos desestabilizan, pero nadie va a negar que ordenan el caos.

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