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ak’abal

ak’abal

 intuyo que la fama es el espíritu pequeño de la arrogancia. la leyenda del poeta humberto a’kabal recorría europa mejor que el fantasma del comunismo. humberto fue un habitante de la comunidad rural de momostenango, de nacionalidad maya k'iche', asentado en una patria mal llamada del criollo —guatemala—. ak'abal impuso su ritmo de poeta en la europa que lo admiraba por exótico. además, el referido escritor aprovechó la circunstancia histórica del primer desencuentro de los quinientos años para reivindicar su posición en particular. se subió, como expresó una vez max araujo, al sentimiento contra el racismo para impulsar su carrera. acción por demás loable. en esa conversación narró max, entre crítico e irónico, que humberto cada vez que viajaba a europa para asistir a un festival de poesía, se colocaba una pluma al estilo sioux. obvio los habitantes de momostenango, en su vida cotidiana, no usan plumas. pero si fue un buen hecho la reivindicación al arte ancestral de las plumas.

han pasado los años. recuerdo la noche que tuve la oportunidad de conocer al aclamado poeta. fue después de un programa literario en la sede de fondo de cultura económica de méxico, en la ciudad de guatemala. la directora, muy dilecta, invitó a un grupo muy reducido para degustar unos vinos después de la presentación. en lo personal, aquella noche leonor —la directora— se acercó para solicitarme si podía hacer una lectura de la obra de jaime sabines, porque iban a lanzar una compilación de la poesía al mercado. agradecí la invitación. pero nunca se llevó a cabo el lanzamiento del libro. de esa cuenta terminé con mi compañera en la pequeña reunión, que se disponía a pasar del vino a unos tequilas. la conversación era amena. cuando impelido, imagino, por su ego, el poeta a’kabal se dirigió a la pequeña concurrencia. comenzó dicharachero a exponer algunas anécdotas para terminar dando cumplidos acogedores a las dos o tres damas que participaban de la tertulia. luego de manera despectiva se dirigió a mi persona, se me quedó viendo con asco, pronunció “vos no entendés nada, ¿qué sos? ¿alimaña?…” se hizo un silencio tenso. me quedé en actitud sombría. yo no había bebido lo suficiente. momento que agradezco porque me permitió comprender la magnitud de la mezquindad humana. después el poeta se dirigió a mi compañera. le dijo una serie de elogios. ella guardó silencio, se ruborizó. pero dejó entrever el laureado poeta, porque una mujer tan bella e inteligente, compartía la vida conmigo, si habían hombres como él, dispuestos. apreté las mandíbulas. sostuve mi posición estoico, solitario. con los años supe que mi compañera se sintió halagada. por lo que no profirió vocablo para defender la relación de pareja. por esas razones con otros síntomas del desamor me alejé de ella. historia para otro capítulo, que no escribiré.

con los meses se organizó el primer encuentro nacional de escritores en tiempos de paz. en el mismo participaron, por ejemplo, el connotado poeta choto rodas con su novia, la poeta laureada carmen matute. ellos se besaban apasionadamente en una esquina. hermosa escena que guardaré en mi memoria. también otros jóvenes, quienes irrumpíamos en la escena literaria. en una parte del programa el re-nombrado poeta ak’abal participó en una mesa. mi compañera me pidió que asistiéramos. guardé silencio. bastante mohíno. acepté.

quien presentaba al poeta ak’abal en esa ocasión fue el escritor mario monteforte, un polígrafo, quien había vivido muchos años exiliado en méxico. autor de dos novelas clave, escritas en la década del cincuenta, para desenmarañar parte de la etnicidad del país: donde acaban los caminos y entre la piedra y la cruz. años antes, yo había tenido la oportunidad de conocer a mario, quien me trató siempre con mucha cordialidad. incluso él, siendo una leyenda, junto con otro escritor, marco antonio flores, otra gran figura de la literatura nacional, aceptaron presentar mi primer libro de cuentos, utopía tras el farallón. marco antonio flores, a quien conocí, también me trató con mucha cordialidad. él tenía novelas disruptivas como: los compañeros, las batallas perdidas, en el filo, entre otras. la obra de flores contiene una crítica muy severa a ciertos movimientos insurgentes por su falta de compromiso orgánico. además, el bolo flores, como se conocía en el medio literario local, tenía una poesía muy intensa. estas dos figuras prominentes —mario y marco—, insisto con sorpresa, aceptaron participar como comentaristas en el lanzamiento de aquel primer libro. tanto el bolo como mario no tenían empatía entre ellos, imagino por sus egos. además, las diferencias de posición entre las izquierdas.

así que meses más tarde, de aquel encuentro nacional, en la presentación de mi primer libro de relatos: utopía tras el farallón. actividad concurrida, donde hasta el vice-ministro de cultura pidió asistir en la mesa. yo todavía sigo sorprendido, no por el vice-ministro. sino por la bondad infinita de mario monteforte y el “bolo flores”, quienes asomaron una posición para conciliar por un joven escritor. siempre lo agradeceré.

pero en aquella ocasión del encuentro nacional de escritores en tiempos de paz, mario expuso la grandeza de la obra de ak’abal. la cual he de reconocer tiene trazos muy auténticos. por ejemplo, leer el libro noche de luna en la cipresalada es un poemario que recurre a lo primigenio de la tierra, como una acción creativa. además, el poeta, quien en su juventud fue un cargador de bultos en las zonas del mercado, conocía la marginalidad y por asomo especial tenía una voz impactante. había compuesto un poema simbólico. solo con las diferentes sonoridades de los cantos de pájaros. cada vez que lo recitaba un silencio se imponía.

 

Canto de pájaro

Klis, klis, klis…

Ch’ok, ch’ok, ch’ok…

Tz’unun, tz’unun, tz’unun…

B’uqpurix, b’uqpurix, buqpurix…

Wiswil, wiswil, wiswil…

Tulul, tulul, tulul…

K’urupup, k’urupup, k’urupup…

Chowix, chowix, chowix…

Tuktuk, tuktuk, tuktuk…

Xar, xar, xar…

Tukur, tukur, tukur…

K’up, k’up, k’up…

Saq’kor, saq’kor, saq’kor…

Ch’ik, ch’ik, ch’ik…

Tukumux, tukumux, tukumux…

 

aceptemos que leerlo es algo así como incompresible. pero también admitamos, mi condición de rencor. luego de la presentación de ak’abal, en ese encuentro, con otro grupete de poetastros, en una cantina, hice una improvisación paródica de la poesía de ak’bal. “pip pip. rum rurmm. fooon foon, movete hijo de reputas, tamp tamp. rum rum...” demás sonidos propios de una urbe contaminada por la sonoridad hasta la estridencia.  recalqué acido,  hacer onomatopeya no es construir poesía. porque de ser así, me deben nombrar el poeta urbano por enunciación. risas obscenas de todos los participantes. crueldad inusitada por la antipatía que me contenía. obvio. el chisme de aldea se propagó. yo me burlaba del insigne como sufrido poeta ak’abal. macho de primera generación. vete al orto.

con los meses, como sucede, en una aldea donde hay dos o tres librerías de culto, no más. por un azar del tiempo, me topé con ak’abal. la antipatía entre ambos se hizo hongo de explosión atómica. ninguno cedió posición, nos miramos con rabia. nos quedamos entre las mesas hurgando los libros como quien espera que acontezca algo dramático. en ese momento, llegó una joven autora-editora a preguntar cómo iban las ventas de sus libros. el librero chito, de la librería “el pensativo”, le comentó que no se había vendido nada. ella emitió una queja por la crueldad del mercado. luego, chito levantó la mirada, con un gesto nos señaló, “estos dos si venden.” intuyo que esas palabras hicieron que el tiempo fuera niebla. no ardió la librería a golpes.

a los dos o tres años, de ese encuentro en silencio con ak’abal, el ministerio de cultura emitió una resolución donde se le otorgó el premio nacional de literatura “miguel ángel asturias” al poeta ak’abal. el laureado poeta, en un desplante sin precedente, rechazó el premio. porque llevaba el nombre de “miguel ángel asturias”, premio nobel de literatura 1967, quien en su juventud, 1921, había escrito su tesis como abogado, “el problema social del indio”. esa obra, según ak’abal era suficiente para menospreciar a uno de los grandes creadores de todos los tiempos. obras de asturias como hombres de maíz o mulata de tal tienen una reivindicación en la hibridación de la cultura como un todo simbólico. además, la obra de miguel ángel está traducida a más de cuarenta idiomas. su novela el señor presidente es una referencia obligada, hasta la fecha, para comprender las dictaduras del autócrata del siglo xx en el mundo.

en esa ocasión, no me paré en la parodia. escribí una breve columna de opinión como invitado en un diario local. donde manifesté el necesario encuentro para trazar una ruta de dignidad. reconocí la obra de ak’abal. sus múltiples traducciones, a más de diez idiomas. sin embargo, estoy lejos por décadas de sostener la posición de ak’abal, independiente que se promovía como sioux en europa o era un macho, recalco que su obra como su actitud generó un movimiento para reivindicar a los sin voz. humberto, lo sé, porque una vez lo escuché en una entrevista, pensaba y escribía sus poemas en idioma k’iche’, luego se auto traducía al español. él encarnó parte de la conciencia de nuestro tiempo para crear un diálogo que nos une con esas alteridades. aunque en lo personal ak’abal no logró traspasar al hilo de la bondad que reconoce al otro. ese acercamiento, por ejemplo, que tuvo mario y el bolo con un joven autor para romper las diferencias de opinión y consolidar una postura de encuentro. es de reconocer que ak’abal creó una construcción literaria en otros idiomas, más allá del español en un país plurilingüe, patria con mas de veintitrés idiomas originarios. eso es lo grande de ak’abal, porque cada idioma es una representación del mundo. ¿lograremos aprender a respetarnos?

 

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