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«La literatura de otros países será buena, pero pienso que primero hay que saber qué hay en casa»
Doctor Gonzo

«La literatura de otros países será buena, pero pienso que primero hay que saber qué hay en casa»

Durante su infancia, la poeta Ruth Vaides (Ciudad de Guatemala, 1973) leyó las versiones originales de los cuentos compilados por los hermanos Jacob y Wilhelm Grimm. No deja libro sin terminar y utiliza los medios a su alcance para difundir la obra literaria escrita en Guatemala.

Las tiras cómicas que se publicaban los domingos en la prensa escrita de la época fueron su motivación para aprender a leer y siempre averigua los gustos de la gente antes de recomendarles lecturas. En un entrepaño de su librera tiene a la mano los títulos a su nombre, como El pequeño teatro de la ira (2017), Kodoku Shi (2019), Esa niña tiene pensamientos de sicario (2022) y Mapa de la medianoche (2023). 

¿Cuántos libros tiene su biblioteca? 
No lo sé exactamente, tal vez unos 500.

¿Cómo los tiene organizados: por autor, por temas, por áreas lingüísticas o indiscriminadamente? 
Solamente pongo aparte los que voy leyendo, por tamaño para que quepan en mi librera, que es pequeña. No tengo mucho espacio, vivo en un par de cuartos, y uno es pequeño, que uso de cocina. El otro es mi dormitorio, sala, comedor y oficina. Así que mi organización de todo es por tamaño. Pero algo que sí hago es que los clasifico en los entrepaños, unos para los que puedo regalar o vender, y los que no, en otros, los que siempre serán míos. Y otro sitio para los de autoría propia, y colaboraciones como antologías o revistas.

¿Qué criterio sigue para comprar: un criterio racional, la recomendación de un amigo, las críticas que se publican, o se deja llevar por el impulso? 
Pues un poco de todo. Me gusta leer bastante literatura nacional, porque soy de acá y me interesa el lenguaje propio, lo que cuenta, narra o declama la gente del país, porque la literatura de otros países será buena, pero pienso que primero hay que saber qué hay en casa. Luego, literatura centroamericana, después, iberoamericana. Por último, el resto del mundo.

Bueno, me dedico también a vender libros. Los que se pueden conseguir en librerías o editoriales, ya sean usados o nuevos. Pienso que deben circular. A veces vendo alguno y regalo otro. No suelo aferrarme a las cosas, el día que me muera mi familia se va a deshacer de ellos tirándolos o regalándolos porque ninguno de ellos lee casi, por eso no me da pena, ahora que lo necesito, negociar libros que se pueden volver a conseguir. Los que no toco son los que me han dedicado y/o firmado por el o la autora. Esos ni siquiera los presto. Tampoco los que me regalan, por razones obvias. Pero los que yo compro libremente, de esos sí dispongo. 

¿Recuerda el primer libro que leyó? 
Aprendí a leer a los 4 años, en un pizarrón. Mi objetivo era leer las historietas que salían los domingos en los periódicos que compraba mi papá. Así que no fue un libro. Pero él tenía una muy buena biblioteca en casa por ser educador, leía mucho. Y sí recuerdo haber leído libros de cuentos, de poesía infantil, de rondas. Leí, por ejemplo, los cuentos originales de Andersen, de los Grimm, que eran muy diferentes a como los presentan las caricaturas actuales; también recuerdo haber leído Las mil y una noches, y me fascinaba ese personaje, Scherezade, quien era la voz narradora. Las rondas y poesías de Juana de Ibarbourou y de Gabriela Mistral. Estaba muy pequeña cuando leí esto.

¿Cuál es el ejemplar más valioso que posee? 
Realmente, no lo sé. Tengo algunos a los que les tengo mucho cariño. Uno firmado por Javier Marías, quien falleció en 2022, que me trajeron del extranjero. Los de Andrés Caicedo, que no los venden en el país, y los fui encargando cuando alguien viajaba fuera. Tengo uno que es de doña Leonor Paz y Paz, que tiene pegada en la tapa la invitación original de la presentación, que fue en 1967, y ella me lo regaló personalmente cuando tuve la suerte de conocerla, unos años antes de fallecer, en los años 90, ya no lo recuerdo bien. Estaba enferma y ya no podía sostener un lapicero para firmarlo, y por eso me dio el que traía la invitación. Y otros más.

¿Cuál es el libro que más veces ha releído?
Ah, uno que leí muchas veces cuando era joven, fue El visitador, de José Milla. Tenía unos 13 años de edad cuando leí otro libro de él, porque era obligatorio en el colegio. Y vi que tenía más obras, así que fui comprándolas una por una. Pero me gustó ese, y lo leí muchas veces. De ahí, hay varios que he leído más de una vez, como los de Edgar Allan Poe, o los de H. P. Lovecraft, que los repaso de vez en cuando. En poesía, también más o menos a los 14 años, leí el libro Azul, de Rubén Darío, uno de Roberto Obregón, y también uno muy lindo de Nicanor Parra. Estos los leí mucho en esos tiempos de la adolescencia y juventud. Tenía pocos libros en ese tiempo. 

¿Qué le hace abandonar la lectura de un libro? 
No lo hago. Me gusten o no, los termino. Sucede que a veces he admitido que no me gusta tal o cual autor, y lo primero que te dicen es que uno no leyó más de dicha persona. Entonces, suelo leer más de un libro, para ver si de verdad no me gusta, para tener un buen punto de comparación. He leído hasta tres libros para afirmar con total veracidad que no me gusta el autor.

¿Qué obra famosa no terminó de leer? 
Siempre los termino, aunque me cueste.

¿Hay títulos de los cuales tiene más de una edición? 
He tenido, pero suelo vender las ediciones más nuevas y quedarme con las viejitas.

¿Tiene un lugar específico para los libros que escribió o editó, eso que podríamos llamar la egoteca? 
Un entrepaño de mi librera, pero más que todo, es porque cuando me invitan a participar en  una lectura o alguna actividad, me gusta tenerlos a mano, para que sea fácil elegir lo que voy a leer. Y tengo una caja con los que están destinados a la venta.

¿Lee solo libros impresos o también electrónicos? 
Ambos, pero me cuesta leer los electrónicos porque ya mi vista está bastante deteriorada.

¿Acostumbra prestar libros a sus amistades? 
Casi no. La mayoría no lee. Digamos que solamente el 25% lo hace, y por lo general, tienen más libros que yo.

¿Devuelve los libros que le prestan? 
Siempre, no me gusta quedarme con cosas ajenas.

¿Cuáles son sus hábitos de lectura? ¿Tiene un lugar y un horario fijos para leer? 
No tengo horario ni lugar. Leo cuando tengo ganas y donde me sienta cómoda: el sillón, la cama. En las salas de espera de las clínicas u hospitales, a las cuales asisto mucho últimamente, son especialmente útiles los pdf que se pueden guardar en los teléfonos. Cuando trabajaba, leía mucho en el transporte urbano. Aparte, hago trabajos de corrección ortográfica de textos. Entonces toca leer diariamente bastante, en horario laboral. Y también compilo voluntariamente parte de la obra de escritoras y escritores para que sean publicados en la sección cultural de una revista virtual, porque me gusta promover la lectura y que conozcan a dichos autores, así que todos esos textos también debo leerlos.

¿Acostumbra subrayar y anotar los libros que lee? 
No.

¿Es monógama para leer o lee más de un libro a la vez? 
Leo más de uno a la vez, porque por lo general, aparte leo poesía, y aparte narrativa. Y cargo algo en el teléfono en pdf para las salas de espera.

¿Qué libro está leyendo ahora? 
En poesía, El libro centroamericano de los muertos, de Balam Rodrigo, y en narrativa, una antología que se llama Lo trascendental de lo cotidiano, del colectivo femenino Clan de las mariposas azules. Y en el teléfono, cuando voy al doctor, estoy leyendo un ensayo sobre el genocidio en Guatemala.

¿Con qué personaje literario le gustaría tomar un café? 
Hay una novela de Leonor Paz y Paz que se llama Adultos 3. Habla sobre los tiempos del conflicto armado interno del país. Hay un personaje que es un poeta loco y paranoico que siempre lo están persiguiendo los agentes gubernamentales. Con alguien como él me gustaría platicar.

Si pudiera quedarse a vivir en un libro, ¿en cuál lo haría? 
En alguno donde exista un mundo futurista, como los de Orson Scott Card o alguno de Ursula K. Le Guin.

Por último, si alguien quisiera iniciarse en la lectura y le pidiese ayuda, ¿qué diez títulos le recomendaría leer? 
Difícil decisión, porque mucho depende de los gustos de la persona. La mayoría de gente que conozco, no lee, nomas andan viendo diariamente cómo sobreviven, y con esa perspectiva, no tienen el hábito de la lectura. Primero veo y pregunto sus gustos, y de ahí, ya decido qué podría recomendar. No puedo señalar una obra en específico porque también tiene mucho que ver la educación que ha tenido el posible lector. Vivo en un área roja de la ciudad, acá somos la mayoría de baja extracción social, lo que significa que el aprendizaje ha sido básico, incluso nulo. Entonces cuesta que lean. Por eso no puedo hacer un listado, debo conocer algo del posible lector antes. Pero suelo recomendar tanto autores nacionales como extranjeros. Que sepan que en Guatemala hay gente que escribe bien.

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