- Ciudad Bizarra
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Mi propio demonio soy yo misma
Así respondió Melanie Diane Borrayo Carballo en su trabajo final "20 preguntas existenciales" para el curso Estilística 2019. Ella es estudiante de comunicación.
Mi propio demonio soy yo misma. Me atormenta y al mismo tiempo me hace feliz. Para mí, la nada no es más que la vida que ya vivimos, tal vez con un poco menos de silencio. Y no es que la vida sea horrible. Yo veo más la nada como un cuarto blanco. Tienes un lapicero para poner y quitar lo que quieras de ahí, pero a la par tuya se encuentran tus demonios, mientras te dicen qué sería mejor hacer.
La simple idea de preguntar cómo controlar un demonio es un paso gigantesco porque significa que sabes que los tienes. Hay gente que vive con sus demonios al lado y jamás los notan. Aunque, saber cómo lidiar con ellos, más que requerir una sabiduría muy grande, requiere tener valor. Valor para aceptar que están ahí, para saber que puede ser una batalla que te lleve toda la vida. Valor para lidiar con los que puedas, y aceptar a los que jamás van a querer irse.
Pensar. ¿Qué es pensar? ¿Cómo surgió ese movimiento involuntario de mi cerebro? Pensar no es más que juntar muchas ideas y reunirlas en una sola. ¿Y de dónde vienen mis ideas? Me preguntó mi demonio. “De las demás personas” respondió mi cabeza. Desde que nací, mi cerebro recibe órdenes. Me premiaban por pensar como todos y hacer lo que todos hacían. Y me castigaban cuando no pensaba como los demás. Cuando crecí y empecé a razonar más sobre lo que era yo, mis gustos, el cariño que sentía hacía ciertas cosas y lo que me incomodada, lo noté. Me decía constantemente “los demás dicen que hacer esto está mal, sentir esto está mal.” ¿Y yo, qué pensaba? ¿Eso era lo que quería para mi vida? Mi demonio se negaba repetir argumentos de otros. No quería que mi carrera, mi orientación sexual o mi carácter fueran solamente el reflejo de lo que los demás querían para mí. Así que empecé a pensar por mí misma. Aunque obviamente siempre mis ideas serán influenciadas por los millones de pensamientos que existen con las personas a mi alrededor. Al igual que las demás personas, tal vez modifiquen parte de sus pensamientos por mí.
Mi demonio a veces me cuestiona, ¿en verdad debo de sacrificar mi vida para salvar a otro que tal vez está más jodido que yo?. Me reprocha que todo el mundo lo haría. Para qué molestarme.
Aunque, si me tocara que dejar a otro a su mera voluntad, no tendría por qué molestarme con la muerte por llevarse a mi mejor amiga a los 9 años. Tendría que aceptar la idea de que ella escoge a la persona que quiere porque eso es lo que ella hace. Tendría que dejar de preguntarme si alguna vez se ha arrepentido de llevarse o no llevarse a alguien. No tendría nada que reprocharle cuando me toque morir.
La muerte. El único suceso hacia el humano del que nunca vamos a poder adquirir experiencia. Supongo que si ya vivimos en el infierno, cuando nuestro cuerpo fallezca no será la gran cosa. Tal vez si voy al infierno solo cambie la temperatura ambiente. No digo que la vida sea todo dolor y tristeza. Hay cosas hermosas y felicidad en ellas. Pero, Incluso cuando morimos, los que se quedan vivos nos lloran y se flagelan. Las personas se castigan por cosas que ellos saben que no tienen la culpa. Tal vez mi madre llore porque se enojó por algo sin sentido conmigo y no me pudo dar un abrazo. Mi hermana tal vez se sienta sola y diga que tuvo que ser ella. Mi novio tal vez entraría en depresión por no haber estado conmigo cuando morí. Mi perrita se quedaría en la puerta esperándome a que vuelva. Es como si morir también fuera una forma de castigo hacia los que amo.
Lo más interesante sería ver quiénes irían a mi funeral. Si a los que les caigo mal se sentirían gustosos por tal noticia o les quedaría un poco de mal sabor. La muerte es eso que sabemos perfectamente que va a pasar, pero que preferimos no pensar en ello. Por eso es que la gente extraña más cuando ya no están, que cuando todavía pueden. La gente piensa que tendrá más tiempo contigo para poder arreglar las cosas. Pero no es así. Ella simplemente toma y se va.
El simple hecho de pensar en que podemos sobrevivir en una sociedad como esta, y no quedar tirados en el intento, es un milagro.
En fin, la vida de cada uno es distinta, el demonio de cada uno es distinto. Supongo que es porque nosotros trazamos un camino desde el día que razonamos hasta que morimos. Nadie puede predecir su propia vida ni la de los demás. Porque la más mínima modificación que suceda puede cambiar por completo el rumbo de las cosas. La vida es inestable y susceptible, por lo que estamos predispuestos a vivir cualquier cosa en cualquier momento.
Casi puedo jurar que ni siquiera nosotros somos realmente conscientes de lo que pasa en nuestra vida. No digamos si solo estamos conscientes de nosotros mismos en el Universo. Creo que hay seres mayores a nosotros. Tal vez mi demonio es uno de ellos. Tal vez no es que nos manipulen u obligan que hagamos las cosas a su antojo, no creo que alguien esté realmente interesado en nuestra insignificante vida. Pero sería un poco narcisista de nuestra parte pensar que somos los únicos animales pensantes entre los miles de millones de estrellas y planetas que somos.
Mi demonio me repite que nadie puede vivir cada día como si fuera el último. Porque entonces esas cosas valientes y únicas se repetirían todos los días. Se convertirían en nuestra rutina hasta el momento en que muramos. Y justo antes de morir, tendríamos que hacer algo distinto para vivir nuestro último momento.
A veces pienso que si algún día vinieran extraterrestres a buscarme será porque tal vez voy a ser la única persona que realmente pueda ser apta para ser elegida. “Y si es para decidir a quiénes tienen que exterminar, mejor.” Exclama la pequeña con cachos y colita.
Si mi demonio hubiera sido hombre. probablemente hubiera sido muy guapo, hubiera hecho que tratara de maravilla a mi novia y sería feliz mientras orina parado. Todo puede pasar en la vida.
Solo sé una cosa. Sería exactamente igual de difícil alcanzar mi felicidad. Saber en el momento en el que me sentiré plena con lo que tengo. Pero supongo que la felicidad jamás la lograrás si haces lo que los demás te dicen. Todo depende de la calidad de pensamiento que tengas y lo que te esfuerces. Cada pensamiento y acción te lleva a tus metas. Pero nosotros, cuando alcancemos la meta más alta que tenemos, luego nos pondremos una aún mayor. Así es el ser humano, se pone algo inalcanzable para poderse sentir miserable toda la vida. Creo que empiezo a entender por qué los alienígenas no vienen a visitarnos.
Si bien nuestra felicidad se basa en grandes metas, hay personas que pueden ser plenamente felices con lo poco que tienen. Otras personas ven la felicidad mientras piensan que si cumplen una serie de reglas van a poder terminar en la vida eterna. Aunque la verdad es que nadie sabe un carajo si eso existe o no.
Cada quién ve la felicidad distinta. Puedo ser feliz en Guatemala, porque sé que tiene muchas diferencias, pero es mi tierra y la amo. O puedo ser feliz cuando huyo de Guatemala por sus mareros, la corrupción y la pobreza. Todo es cuestión de perspectivas.
Supongo que nuestros demonios son los que nos guían por la vida. Para mí no son seres malignos que desean mi muerte debido a algún ritual pagano. Mis demonios son los que crean los pensamientos propios que hacen que pueda o no pueda, y que quiera o no quiera hacer algo. Si de merecer hablamos, nadie merece a nadie, y ninguno merece nada. Hay cosas en la vida que no podemos evitar, ya sea que fuera o no el karma. Lo único que nos queda en esta vida somos nosotros mismos. Y lo que nos toque vivir será eso. Porque a veces, cuando merecemos un golpe, recibimos un beso. Y cuando merecemos un beso recibimos un golpe.
Los demonios que tengo me hacen saber cómo soy la mayor parte del tiempo. A veces descubro que tengo demonios que ni yo misma conocía. Otras veces descubro que mi demonio no era tan malo como creía. Nadie puede jurar que se conoce al 100%, pero de eso se trata todo esto. Ir conociéndonos y convivir lo más amenamente posible con nosotros mismos.
No puedo jurar que todo lo que he dicho no es una simulación. No puedo negar que nuestra vida puede ser una simulación eterna que deja ver qué pasa si tomas tal camino. Pero por lo menos, a todo esto, es interesante poder descubrir poco a poco las cosas. La vida es una paradoja con muy poco sentido del humor y un demonio que jamás terminarás de comprender.